Aventuras psiconaúticas: Nostalgia del citalopram

Hubo un tiempo en que mi cerebro no solamente no procesaba bien las cosas (ideas y demás) sino que, además, me proveía con un desequilibrio de serotonina, lo cual me provocaba desórdenes de ánimo. Estos desórdenes de ánimo iban, por supuesto, acompañados de una terrible depresión con una peor ansiedad. Recuerdo los días más terribles y oscuros. Durante algunos muchos meses estuve así, luego parecía que me iba alivianando. Años después, un amor no correspondido volvió a dispararme este desequilibrio neuronal y ahí sí, ni como hacerle, fui a parar con una psiquiatra.

Esta señora, que me pareció emanaba una tremenda paz, logró convencerme de utilizar un antidepresivo. Debo admitir que tenía miedo, pues durante la vida uno oye cosas. Y algunas de las cosas que uno oye son sobre las muertes provocadas por los antidepresivos. Expuse mis miedos y ella me los refutó científicamente con su voz segura y serena. Como sea, seguí temiendo por mi vida.

Después de un poco de introspección depresiva, pensé que si moría pues de todas maneras eso es lo que quería y que si no, ps al menos ya no me iba a sentir TAN mal.

Pues no morí, ni me hice adicto, ni se me pudrió el hígado ni me reía como menso. Al final pasó que pude enfrentar mis emociones de una mejor manera sin todo ese ruido y tristeza y demás que causa la depresión.

Gracias citalopram, eres lo máximo.