2009/04/16

Algunos Momentos SylviaPlathosos

Repensando el Mal sin Poder Leer

El último libro que leí fue The Bell Jar, allá por finales de agosto de 2008. Es absurdo que de pronto me haya hecho de todos estos libros que me emocionaba tanto poder leer (On Ugliness, Warped Passages, Rethinking Evil, On Literature y varios otros más) y nada más no haya podido terminarlos. En los más de los casos, no he llegado ni a la mitad de cada libro. Tengo una terrible apatía hacia la lectura. Ni siquiera en madrugadas como la de ahora me dan ganas de tomar este tiempo y ponerme a leer. ¿Será que después del Bell Jar me entró una SylviaPlathosidad que me hizo caer en un vórtice de aletargamientoDepresivo que concluirá con un intento de suicidio? Lo peor, es que pienso que si intentara suicidarme cometería algún tipo de omisión obvia en alguna de las acciones que se requerirían para acabar con mi vida y padecería un terrible dolor, al final no moriría y tal vez terminaría con un daño cerebral de esos que deshabilitan las funciones motrices (incluyendo el control de esfínteres).

Y como hasta la madrugada de hoy sigue atosigándome el sentimiento, le otorgo a este momento el premio Esther Greenwood como el más SylviaPlathoso de mi vida.


La Ontología de la Desconfianza Como Base de una Amistad Duradera

Alguna vez conocí a esta persona con quien solía llevarme bastante bien. Hubo momentos en que pareció que existía una interacción muy rica e in crescendo. Desafortunadamente (y, por supuesto, después de muchas cosas chingonas y algunas chafas), llegó un punto donde esta interacción se volvió imposible puesto que la persona en cuestión pretendía cimentar nuestra llamada amistad en alguna forma de desconfianza.

Creo que la parte que más me ofendió de aquella situación fue la pobreza y falta de objetividad en sus argumentos cuando trataba de convencerme de que está bien chido desconfiar de tus "amigos", mi percepción de una tremenda incongruencia en su proceder y de que mis acciones eran percibidas como "inmoralmente (Ya saben, Kant, las personas son fines no medios y ejecutar el viceversa es inmoral.) interesadas".

Definitivamente, aquél fue un momento SylviaPlathoso que aún no supero del todo. A este momento le entrego el premio Terapia Electroconvulsiva por ser uno de los momentos SylviaPlathosos más absurdos de mi vida.


El Dolor como Medio para Volver a la Realidad

Hace muchos años afloraban en mi las primeras depresiones. Fueron terribles acometidas emocionales que todavía recuerdo con cierto temor. Al principio, me percaté de que en los momentos de desesperación podía recuperar la "cordura" si me lastimaba de alguna manera. Comencé golpeando las paredes con los puños, seguí con las rodillas y pantorrillas, pero la angustía iba en aumento. Al final trataba de herirme con la punta de un compás en los brazos y en las piernas. Sin embargo, el dolor físico ya no era un canal hacia la tranquilidad emocional.

Definitivamente este momento se merece el premio Victoria Lucas como el momento SylviaPlathoso más BellJaroso.

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